Cuáles son las diferencias entre un webinar y un streaming

Los webinars y los streamings son dos de los distintos formatos que se han consolidado recientemente como un elemento más de comunicación y, también, a nivel formativo. Estas retransmisiones con vídeo en directo pueden llegar a tener muchas similitudes, por lo que se pueden confundir entre sí. Por ello, en este artículo vamos a ver cuáles son las principales diferencias entre un webinar y un streaming. 

A nivel conceptual, un webinar es un seminario web. Se trata de traspasar el formato de seminario físico a virtual. El streaming, por su parte, es una reproducción en línea de un vídeo que, generalmente, se graba y edita en el momento (live streaming). 

Antes de decantarnos por uno u otro modelo, recomendamos a nuestros clientes que se hagan ciertas preguntas, ya que sus respuestas nos llevarán a un tipo u otro de retransmisión: ¿quiero que participe mi público?, ¿cómo quiero que participe?, ¿quiero que los asistentes tengan voz?. Estos son sólo unos ejemplos básicos, pero se puede ir mucho más allá. 

Para responder a estas preguntas, suele servir de ayuda pensar cómo sería ese evento en presencial. ¿Es una charla-coloquio sólo entre los ponentes? En ese caso, un streaming seguramente encaje mejor. ¿Se trata de una presentación y quiero que haya ruegos y preguntas a viva voz? Las herramientas de realización de webinar nos permitirán dar voz a los participantes. 

Con este contexto inicial, vamos con las principales diferencias entre un webinar y un streaming:

1. Plazas limitadas vs plazas ilimitadas.

Es la principal diferencia entre un webinar y un streaming. Un webinar se dirige a un número más reducido de personas. Se trata de un evento con un cupo máximo de asistentes que deben apuntarse con anterioridad. Por el contrario, un streaming está pensado para que se conecte quien quiera, cuando quiera. Sin reserva de plaza, sin límite de usuarios

Para ver mejor la diferencia, si llevamos este ejemplo a un espacio físico, para realizar el webinar reservaríamos una sala con una capacidad determinada (por ejemplo, 100 personas), mientras que el streaming sería más parecido a un meeting en un lugar público.

2. Acceso. 

Como se puede intuir, el acceso a los webinars está más limitado ya que se realiza en un entorno cerrado y habitualmente requiere la descarga de la herramienta en el dispositivo en el que nos queremos conectar para disfrutar de una experiencia más redonda. Por su parte, el streaming, al buscar una mayor repercusión y alcance, su acceso es mucho más sencillo, simplemente con acceder a una URL es suficiente para ver el evento en vivo. Además, es más compatible con otras herramientas, se puede compartir con mayor facilidad y se puede embeber en otras páginas webs.

Estudiante varón con auriculares videoconferencia, viendo webinar, clase de formación en línea, reunión de chat virtual con profesor o entrenador a distancia usando el ordenador, tomando notas.
Fuente: Envato

3. Interacción con los participantes.

Si bien el grado de dinamismo con los participantes lo marca el anfitrión, generalmente un webinar está más preparado para que el asistente sea más protagonista. Ambas opciones permiten el uso del chat y elementos de interacción como encuestas, pero un webinar permite ir más allá, obteniendo la imagen de la cámara del participante, dejándole hablar con su micrófono, levantar la mano, compartir una pizarra, incluso, dependiendo de la modalidad, hasta crear salas de debate.

Como decimos, un streaming también permite el uso del chat entre asistentes. En los streamings que se emiten por Twitch o Youtube, es habitual ver cómo la persona que ejerce de anfitriona de vez en cuando lanza preguntas verbales para que los participantes escriban en el chat.

4. Medios de producción. 

Se trata de un punto delicado, ya que en ambos casos se puede comenzar a retransmitir en vivo sin necesidad de un gran equipo, sólo con conexión a internet y un ordenador o dispositivo móvil, llegando a profesionalizarlo a grandes niveles. Sin embargo, la producción y la imagen suele ser más profesional en un streaming, con técnicos de sonido y de imagen incluidos, en el que se pueden incluir varias tomas de imagen para realización más televisiva (por ejemplo, presentación de un producto comercial). 

tablet con programa de producción en streaming y teléfono grabando la imagen
Foto de Libby Penner | Unsplash

Además, si se quieren realizar cambios de pantallas y de formato, los streamings requieren edición en directo, aspecto que no es necesario en un webinar, donde se muestra de forma automática la cámara de la persona hablante y el archivo compartido (en caso de ser compartido). Las aplicaciones de retransmisión de webinars están pensadas para que la voz y la imagen de la persona que habla tenga una mayor presencia que la del resto de ponentes. 

5. Plataformas de emisión.

Otra de las diferencias entre un webinar y un streaming está en las plataformas de emisión. Youtube, Twitch, Vimeo, incluso Facebook e Instagram se han consolidado como las herramientas más propicias para las retransmisiones en streaming, gracias a la sencillez para acceder a ellas y su componente más social.

Por su parte, los webinars se emiten en plataformas como Zoom, Teams, Gotowebinar, Jitsi o Adobe Connect. Herramientas más cerradas, cuyas “plazas libres” están marcadas por la licencia contratada.

Enfocar bien la plataforma y la retransmisión a realizar, nos permitirá generar el engagement adecuado y cumplir con las expectativas de nuestra retransmisión online.

 

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